En Mesoamérica, mucho antes de la llegada de los conquistadores, ya existían los temazcales, que eran los baños de vapor prehispánicos, y que al igual que en Europa, eran un factor importante en la vida social y en este caso también religiosa.
Los temazcales en Mesoamérica estaban sobre todo ubicados en los centros ceremoniales, y frecuentemente estaban relacionados con el juego de pelota.
Se trataba de edificaciones de gran importancia, similar a las de los palacios y templos, lo cual nos habla de lo significativos que eran los baños de vapor para las culturas originales.
Según las crónicas españolas del siglo XVI, se trataba de espacios que tenían una función variada, es decir: higiénica, de tratamiento postparto, religiosa y terapéutica. En el ámbito religioso cumplían una función ritual con un fuerte significado cosmológico.
Dicho lo anterior, no resulta difícil imaginarse que, a la llegada de los españoles a la Nueva España, la cuestión de los baños de vapor fuera una prioridad social de primer orden.
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